Santiago escribe: El fruto de la justicia se siembra en la paz para los que trabajan por la paz.

Tú eres mi lámpara Señor, tú alumbras mis tinieblas. Fiado en ti me meto en la refriega, fiado en mi Dios asalto la muralla.

Jesús dice: Yo soy la puerta. Todo el que entre por esta puerta, estará a salvo; entrará y saldrá libremente y siempre encontrará su sustento.

Desanimado, Elías se acostó y se durmió. De pronto el ángel del Señor le tocó y le dijo: «Levántate y come, pues te queda todavía un camino muy largo.» Él se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquel alimento caminó hasta la montaña de Dios.

El deseo del Espíritu es la vida y la paz.

Cristo Jesús se entregó por nosotros, para rescatarnos de toda iniquidad y hacer de nosotros un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.

Pablo escribe: No nos anunciamos a nosotros, sino a Jesucristo el Señor, declarándonos nosotros mismos siervos vuestros por amor de Jesús.

Jesús dice: El que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Cristo, os aseguro que no quedará sin recompensa.