Lectura bíblica para cada día

El Espíritu que habéis recibido no es un espíritu que os convierta en esclavos, para recaer en el temor, sino un Espíritu de hijos de Dios que nos permite clamar: «¡Abba, Padre!».

La esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.

Llenaos del Espíritu Santo. Cantad y tocad para el Señor con toda el alma.

La Sabiduría de Dios dijo: El Señor me creó como primera de sus tareas, antes de sus obras. Yo estaba junto a él como arquitecto, yo estaba disfrutando cada día, jugando todo el tiempo en su presencia, jugando con el mundo creado, disfrutando con los hombres.

Tú eres nuestra esperanza, Señor. Tú estás en medio de nosotros y llevamos tu nombre.

Mi alma anhela tu salvación, Señor, espero en tu palabra.

A la vista de la muchedumbre Jesús sintió compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor.

Mientras Jesús comía con sus discípulos, tomó pan, lo bendijo, lo partió y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.»