TAIZÉ

Textos bíblicos comentados

 
Las «meditaciones bíblicas» son propuestas para sostener la búsqueda de Dios en el silencio y la oración. Se trata de dedicar dos o tres horas para leer en silencio los textos bíblicos que se sugieren y que van acompañados de un breve comentario y algunas preguntas. Más tarde, reunidos en pequeños grupos en casa de uno de los participantes, se comparte brevemente lo que cada uno cree haber descubierto, pudiendo eventualmente finalizar el encuentro con un tiempo de oración.

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2010

mayo

Mateo 13, 3-9: Un Dios de sorpresas
Les explicó muchas cosas con parábolas: -Salió un sembrador a sembrar. Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino, vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles profundidad brotaron enseguida; pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se secaron. Otras cayeron entre cardos: crecieron los cardos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra fértil y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. Quien tenga oídos que escuche. (Mt 13, 3-9)

En este texto, Jesús toma una imagen casi banal de la vida cotidiana para explicar nuestra relación con Dios. Habla de un campesino que lanza su semilla por doquier para que crezca y produzca una buena cosecha.

Es como si Jesús quisiera decirnos: Dios da a todos, sin medida. Dios no puede más que dar vida. No necesitamos rompernos la cabeza preguntándonos cómo hacernos merecedores del amor de Dios: ese amor se nos da ya constantemente.

La verdadera cuestión que plantea esta parábola es otra: ¿cómo recibir lo que Dios nos da? Después de todo, una semilla no crece por sí misma. Debe encontrar tierra adecuada para dar fruto.

En nosotros mismos y en nuestro mundo, hay muchos obstáculos que impiden que la vida y el amor de Dios puedan ser comunicados y crezcan. La Carta de China menciona uno de ellos cuando dice: “para algunos, una vida desgraciada les impide poner su confianza en Dios”. Las experiencias negativas del pasado pueden endurecernos y hacernos dudar de la bondad de Dios.

Pero las dificultades también pueden convertirnos en personas menos autosuficientes, más dispuestas a acoger lo que viene de fuera de nosotros. Paradójicamente, a veces nos ayudan a ir más lejos en el camino hacia una vida mejor. No, el obstáculo más profundo para recibir el don de Dios no es el sufrimiento, sino el rechazo a dejarnos molestar, por miedo o por comodidad.

Dios siempre nos sorprende. A los niños les encantan las sorpresas, pero para los adultos no siempre son agradables, al menos no de entrada. Las sorpresas sacuden nuestra rutina, nos arrebatan el control de las cosas, nos sitúan en un camino que lleva a lo desconocido. Pero si no nos dejamos cuestionar nunca, ¿cómo descubrir la vida inesperada que Dios nos ofrece?

Esta voluntad de aceptar lo que no podemos controlar es lo que llamamos confianza. Y cuando el don de Dios se encuentra con un corazón confiado, todo es posible. Es lo que la parábola llama dar fruto hasta cien veces más. El universo entero se recrea con el sí de un corazón que confía.
Escuchamos ese sí claramente en el Nuevo Testamento en boca de una muchacha, María, la madre del Señor, en el momento de la venida del ángel Gabriel: para ella, él es como el sembrador de la parábola. Y lo escuchamos sobre todo en Jesucristo, cuya existencia entera puede resumirse en una frase: “ Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

¿Acaso imaginamos que esa experiencia de la Virgen María y de Jesús están lejos de la nuestra? Al contrario, por medio del bautismo, su sí se convierte en el nuestro. Jesús se compromete con nosotros a cumplir la promesa. Si miramos hacia dentro, si hacemos silencio, tal y como la Carta de China nos invita a hacer, podemos descubrir en nosotros esa buena tierra que desea acoger la Palabra. Y, a la larga, ese deseo de acogida transformará el desierto de nuestro mundo en un jardín floreciente.

- ¿Me cuesta creer que Dios siempre me ofrece su amor? ¿Por qué?

- ¿Cuáles son los obstáculos, dentro y fuera de mí, que me impiden acoger ese amor?

- ¿Alguna vez he descubierto la presencia y la acción de Dios como por sorpresa?



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Última actualización: 1ro de mayo de 2025